viernes, 30 de mayo de 2014

Qué pasaría si te quedaras

A veces me pregunto qué pasaría si te quedaras. Qué pasaría si fuéramos siempre al mismo lugar, si regresáramos por el mismo párrafo. Hay un enorme vacío allá afuera. El parque, la farmacia, los niños que no están. Y la ventana siempre abierta hacia adentro. ¿Andaríamos la misma tarde? A pesar del laberinto que invade, por encima de las hojas vacías sobre la mesa, los peces, las tardes ciegas, los apuntes inútiles sobre tu nombre, sé que pasaría algo más sobre la cuadrícula del tiempo. Sería como un viaje. Hallaríamos juntos eso que nunca supimos qué es y que decías no importaba. Tal vez figuras, nuevos rostros en los marcos. Cambiaríamos el color de la alfombra. Siempre es el tiempo cuando no estás. Quisiera no tener memoria ¿sabes?, abandonar las camisas y meterme en tu pecho. Seguir el extraño encanto de jugar sin saber qué. Como cuando sacábamos las cartas, ¿lo recuerdas?, una adivinanza, un secreto, el abismo y de pronto el papel. Tú juegas sin reparos sobre el papel, eres capaz de esconder su vacío, descubrir la melodía, explicar  el parque, la farmacia, los niños que no están. Pienso en ti porque no te importan los espejos ni las paredes que se mueven como gigantes alrededor. Porque contigo las tardes ciegas destejen las cuadrículas enormes del calendario. Y sucede que esparces el amanecer,  invades sobre el ruido, lo transformas, a pesar de la lluvia y la ventana abierta hacia adentro, aún cuando mis manos se olvidan el camino de tu cuerpo y mi mente no está sobre la mesa. Me olvido a tu incendio que se abraza en la lluvia, como un loco a su fantasía que lo consume, a pesar de la memoria, el laberinto y el sin sentido del reloj. Es apenas un instante. La chispa de los fósforos, un parpadeo, la habitación a solas, un nuevo amor. A veces me pregunto qué pasaría si te quedaras.


EQM