Por
el sol que sobre mi brilla. Por las nítidas madrugadas del verano y los pájaros
que con su canto rescatan mis oídos. Por el verde de los campos en la sierra. Por
la lluvia que moja estos cabellos que conservo y del que ni siquiera uno es
mío. Por los pasos que me llevan de lección en lección. Por el pan de esta
mañana y el sacrificio de unas manos que no conozco. Por la manzana que sembró
un hermano para otro que está lejos y para mí que es el sustento. Por
las interminables noches y los sueños benditos que nos devuelven a la vida. Por
las estrellas, por el cielo y su misterio. Por la luna que ilumina solitaria y el
esfuerzo de la mariposa transformándose a la vida. Por la misión particular que
tiene la mosca y no entendemos. Por las hojas secas del otoño. Por las
tempestades que regresan de nuestra boca y por la maternidad de esta tierra que
nos soporta todo. Por el día que siempre es nuevo y su propósito que se forma
de nuestros actos. Por las manos prestadas para escribir con palabras aquello
que tal vez me rescate cuando no sienta estar completo. Por este corazón que
late por la gracia que es del Padre, de la vida o del universo. Por este cuerpo
que habito para disfrutar la experiencia que me permite ser eterno. Por estos
ojos que ven lo que se me es permitido mirar sin negar lo invisible de lo cual
dependemos. Por el arte que se manifiesta en los colores de la belleza y en la
creación del mejor momento. Por los padres que escogí y el enemigo que acepté
para aprender con el perdón algo nuevo. Por el amor que me dibuja una sonrisa
cuando acepto que soy una minúscula parte del universo. Por la paz que me da el
entendimiento para no buscar afuera lo que siempre está aquí dentro. Por el agua
que está y que soy y por el aire que será el camino por donde seguro volveré
para alcanzar el fuego. Por las
maravillas inadvertidas que insisten ante mis ojos y la humildad del hombre que
quisiera ser perfecto. Por los números que ilusionan y los conceptos que
cultivan el ego. Por la música que es el alimento del alma y los libros que
aclaran mi entendimiento. Por el amor de nuevo aguardando eterno en la conciencia de mi tiempo. Por las rocas, por la flor, por
nuestros hermanos menores, por la cebra y los insectos. Por el ruido que me
lleva a la paciencia y por la felicidad que hoy siento. En el andar y en el
silencio. Gracias. Por la gentileza del sol que sobre mi brilla y la inacabable
ternura de la mañana que espera lo mejor de mi.