Se
extraviaron los renglones, se perdieron, se fueron como la tarde. En el
abandono de buscar la maravilla, esta noche se fueron, rebuscando las nubes y
arañando el silencio, y la súplica infeliz, la carcajada que se calla, y muere
al fin. Lo sé; a veces es una excusa. Tú sabes que miento, que me pierdo cuando
miento, y tu nombre allá afuera, dulce, esperando transparente y colgando
lunas, rebuscando en la ausencia. La vela está encendida de nostalgia, arriba
la luz y aquí el ruido sigue siendo el ruido de ti, de nosotros, del infinito
de las voces que no se entienden... y amar, sí, amarte como te amo, hoy, buscarte
en cada coma, cantarte en cada sueño, comprarte, si pudiera en cada abrazo. Oh
sendero infinito de estrellas, el amor que está nos llama, y está dando vueltas
sobre la noche, nos llama hermosa como el silencio, modesta como las flores. Sin
embargo a veces, no sé, me pierdo en la tarde urgente que envuelve, en la
absurda melancolía del misterio y la porfía inútil que el insecto saborea.